Los tres nombres de Ludka
Ludka tiene nueve años, hace escasos meses su nombre era Hedda y antes tenía otro nombre que no recuerda. La niña forma parte del grupo de huérfanos de origen polaco que llega a Barcelona la primavera del 1946. Niños y niñas que fueron secuestrados por los nazis, para convertirlos en perfectos niños arios, niños que al finalizar la guerra se desplazaron de una ciudad a otra como si fueran maletas sin destino. Niños polacos germanizados, que deben recuperar su lengua y su cultura. La estancia en Barcelona será de algunos meses, mientras se espera que familiares los reclamen, pero algunos, y Ludka entre ellos, se quedaran en la ciudad durante diez años.
Los tres nombres de Ludka es una novela a tres voces: la de Luka Nowak, la de Emma Andreu y la de su madre Isabel Andreu. La guerra civil española y la dictadura de Franco han destrozado la vida de Isabel, ella y sus padres viven en un país donde todo está prohibido y todo es pecado. Isabel esconde un secreto que no puede compartir con nadie, el padre de su hija, a quien todos dan por fusilado al terminar la guerra civil, vive en Francia, y ambos sueñan que llegue el día en que los aliados ganen la guerra – la segunda guerra mundial- y echen a Franco del poder. Isabel finge ser quién no es, y bajo su imagen de mujer ingenua y sencilla se esconde una mujer fuerte que forma parte de la resistencia; su fingida amistad con un policía le proporcionará información relevante y hará emerger sentimientos contradictorios. Las voces de las tres mujeres, Ludka, Emma i Isabel, se entrelazan en un único relato donde la pérdida y el dolor dan paso a la esperanza y el reencuentro, donde la música y el canto les regalan la fuerza que necesitan para seguir adelante.
𝘓𝘰𝘴 𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘓𝘶𝘥𝘬𝘢 es una novela que busca que el lector se adentre en una epopeya de supervivientes obligados a vivir en una época de tiranía y opresión, que a pesar de las circunstancias consiguen encontrar su lugar en el mundo y aprender a vivir y luchar por lo que desean.
Es una historia de resistencia en tiempo de guerra y, sobre todo, un homenaje a los niños y niñas que han sufrido el devenir de la historia y son víctimas del desarraigo, de la sensación de no pertenecer a ninguna parte porque, como a las plantas, se las ha arrancado de raíz para colocarlas en otra tierra.
Los hechos son la arquitectura, pero la ficción permite entrar en el ser humano, de ahí la importancia de los personajes, de carne y alma. Hay personajes secundarios pero importantes como Román Quílez, miembro de la Brigada Político-Social, o Daniel, comunista y miembro de la Resistencia. Y naturalmente Isabel, la costurera que ayuda a Wanda, y como crece y se convierte en lo que fue. Todos ellos reflejan el paisaje de la postguerra. Son personajes que buscan la felicidad a través de pequeñas brechas para seguir viviendo.
𝘓𝘰𝘴 𝘵𝘳𝘦𝘴 𝘯𝘰𝘮𝘣𝘳𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘓𝘶𝘥𝘬𝘢 es una vibrante y conmovedora novela de esperanza y resistencia en un tiempo de guerra; un alegato para descubrir lo más universal y preciado: la propia identidad. Un homenaje a sus protagonistas, a todos los niños y niñas que han sufrido el devenir en la historia.
La memoria histórica no es algo que nos lleva a la nostalgia, ni mucho menos, sino que sirve para construir el presente y proyectar el futuro, como decía Almudena Grandes. La historia se repite, no en las mismas condiciones, pero el ser humano es el ser humano, y el dolor que las guerras causan en las personas es enorme.
En su novela, Gisela Pou retrata a personajes históricos reales como Wanda Morbitzer y su esposo Harry Tozer y otros muchos de ficción que ha basado en sus investigaciones sobre los hechos, que van desde la Alemania nazi y el campo de exterminio de Sobibór a la Polonia comunista, el París de los 40 y la Barcelona de la posguerra.